lunes, 23 de julio de 2012

X.


Yo nunca.


Me dicen la gurú del amor. La cupido, la doctora amor, la personificación de "gente que busca gente". Lamentablemente, en este momento, el título no me sirve de nada porque apenas soy gurú de las palabras que salen de mi boca (de esta situación, menos). Tu irritación y enojo son imperiosos y aun intento comprender tu bipolaridad (¿el "sos tan linda" que fue, hace 5 minutos?).

Irónico es, ser a la que siempre acudan en busca de consejos que tengan que ver con lo amoroso y que al enfrentarme a una situación real de análisis (como esta), me sienta una inútil. Suelo ser la consejera porque eso de escuchar, contener, retar y analizar se me da bien. Obviamente, uno la tiene clara en cualquier asunto menos en el suyo. Vos sos el claro ejemplo.

Dejo salir una exhalación y vuelvo a mirarte después de dos minutos de silencio y miradas hacia extremos opuestos. Mientras tanto, lucho por no sacar el tema de Chechu a flote, pero no me estás dando muchas razones para intentarlo.

- No lo leí a propósito Paula, no paraba de sonar con ese ringtone que tenés y lo abrí - explicas pero se que son excusas, que te dio curiosidad y lo abriste y que te encontraste con que era de Facundo. Me muerdo el labio porque no creo tus razones y miro hacia un costado (y aguante mi ringtone) - No entiendo por que te pones así si no tenés nada que ocultar - decís utilizando tu tono mas sugestivo y vuelvo a vos fulminándote con la mirada.

Siamo fuori.

Tus insinuaciones y tu tonito mordaz agotan la paciencia y comprensión que me quedaban. La Paula Zen abdica temporalmente y me permito sentirme completamente furiosa. Sos un pelotudo.

- ¿Eh? - suelto al despegar los labios, porque es la palabra que mejor representa mi confusión interior. Rascas la parte anterior de tu oreja impaciente y la gente que ocupa las mesas vecinas comienza a observarnos con interés. 

- Nada Paula deja - musitas y ahora que hiciste todas estas sugestiones bancátela. Tomo la copa de vino y la acerco al centro de la mesa; corre peligro cerca de los bordes por los movimientos toscos de mis manos.

- No, ahora no dejo nada. Decime que querés decir - refuto con el teléfono en la mano, sin saber que dice el mensaje aún. Murmuras algo por lo bajo y enfurezco aún más - ¿Perdón? No te escuche...

- Esta bien Pau, seguí haciéndote la tonta - soltás con tranquilidad y noto como mis mejillas suben de temperatura notablemente. Siento las miradas de todo el restaurante sobre mi, aunque solo sean un par de personas las que están mirando.

- No puedo creer que por esta boludez te pongas así - simplifico y vos miras hacia otro lado. Las ganas de llorar comienzan a aflorar, pero me repito que la situación no merece mis lagrimas. Tus facciones endurecidas, vuelven a ser imposibles de decodificar y de alguna manera volvemos a lo de siempre. Y estar así la verdad, ya paso de moda.

- Yo no puedo creer que vuelvas a hacer lo mismo - decís y estoy completamente desorientada - Se ve que jugar a dos puntas es lo tuyo.

Y no es la primera vez que te escucho decir eso.



Flashback.
14 de diciembre 2011, Olivos.
Creía que la joda a los 23 iba a ser un recuerdo memorable, no un presente. Pero la superpoblación en la mesa que ocupa el centro del jardín de la casa de Flor, con botellas de diferentes graduaciones alcohólicas dicen lo contrario.
La primavera se había despedido hace rato, dejando que el verano se adueñe del cambio de estación días antes de lo que correspondía. El calor, aun a esas horas de la noche y al aire libre, más que perceptible era palpable. 
La consigna de la noche era traer una "bebida" por persona y la verdad, a nadie se le ocurrió traer Coca o Sprite más que para mezclarla con Fernet o Gancia. Y cuando quise tomar solo gaseosa, me agregaron alcohol e ir a buscar agua en la cocina me dio fiaca (al menos lo intente).
Teniendo en cuenta que éramos como 25 invitados, dos docenas y media de botellas con alcohol eran una cantidad sumamente exagerada para la cantidad de personas que estábamos en la fiesta. Sin embargo, nadie parecía sorprenderse ("por graduarme merezco nadar en Champagne, mínimo" aseguraba Flor).
Justamente, el festejo se debía a que mi amiga oficialmente se había recibido de diseñadora gráfica de la UBA después de noches sin dormir y ataques de histeria (la cual sufrí en carne propia, mientras le cebaba mates). Y quería celebrar el fin de esta etapa al máximo y como se lo merecía. 
Facundo se suponía que iba a acompañarme y unirse a la fiesta más tarde, pero como tiene un partido de Polo mañana prefiere quedarse descansando (menciono algo de la concentración y no sé qué por teléfono, pero ya no recuerdo). Me sentía algo rara sin él, pero su ausencia dejo de importarme después del primer tequila.
- Che, ¿y si hacemos un yo nunca?- propone Pey, mientras Zaira me abraza al sentarse junto a mi. Odio el "yo nunca"; me parece un juego muy boludo y en el saltan muchas internas que la mitad no entiende. Vos te acercas a la mesa, mientras prendes un cigarrillo, supongo que es tu manera de apoyar la propuesta de Pipeta. Desvío mi mirada antes de que me cruces con la tuya.
-¡Daaaaale!- festeja Flor entonada y la mayoría se acerca y se ubica en ronda. Yo no quiero jugar pero es muy obvio levantarme y además, no me van a dejar. Volteo para mirarte, pero tu cara es apenas visible entre el humo y la sombra que te hacen unos amigos de Flor cerca tuyo.
Resoplo y el juego comienza sin darme tiempo a acomodarme o ponerme a pensar que voy a decir cuando me toque. Al ver que faltan muchos antes de llegar a mi, me relajo mientras escucho los "yo nunca de los demás" y relleno la copa con Mumm.
Diez dichos (o puchos) después le toca el turno a Florencia que comparte asiento con vos (y esta sentada como puede y creo que vos estás sosteniéndola por la cintura).; después Zaira… y yo. Todavía no sé que decir y me acaba de llamar poderosamente la atención el encendedor multicolor de un desconocido cinco personas alejado de mi. El alcohol incrementa mi déficit de atención.
- "Yo nunca… garche en un campo de polo" - dice mi "amiga" o ex amiga Flor, luego de romper entre risas y ocasionar que todos los invitados volteen a mirarme… incluido vos. Que bueno que era un secreto.
Siento tu mirada fulminarme y agarro el vaso de Champagne con Speed que me había preparado. Se ve que soy la única que le gusta innovar, porque nadie hace más que mirarme y esbozo una sonrisa incómoda. Ni cien metros bajo tierra serían suficientes para enterrarme.
- Que puedo decir… si me intereso por algo lo hago al cien por ciento. Aguante el polo - y te miro a vos y escucho las risas de fondo, mientras me concentro en tus ojos y dejo deslizar el liquido por mi garganta. Te estoy histeriqueando (y te estoy tirando no una rama, sino un bosque entero), pero no sé cuantos litros de alcohol tengo encima y la libido se me fue a la mierda. Y la tenés vos, creo.
Te limitas a matarme con el silencio… como solés hacer últimamente. 
Zaira me susurra algo al oído, que no comprendo porque es una mezcla de risas y balbuceos y le quito el Gancia que está tomando de la mano (aunque no le corresponda). Con una borracha alcanza.
- "Yo nunca… estuve con dos personas al mismo tiempo" - anuncias fuertemente y se escuchan varios "uh" perdidos en la ronda. Manga de infieles.
No tomás, lo cual es algo hipócrita… Chechu y yo, año nuevo. En fin, te lo dejo pasar porque fue algo informal, no estábamos en carácter de nada. Y no me molesta tampoco. Para nada. 
La mitad de la mesa alza sus vasos para tomar y enarco una ceja. O yo estoy viendo doble o… los códigos no existen más.
"Que raro que no tomaste, si jugar a dos puntas es lo tuyo" susurra alguien a mi oído y al sentir el aliento a Fernet se que sos vos. Me estremezco y al darme vuelta para mirarte, me encuentro con que ya te alejaste de mi. Cagón.
Me levanto de mi asiento y me importa poco y nada que me toque después de Zaira y todos me miren y griten para que vuelva. Parezco una anti, pero cerca del macetón de fresias de la mamá de Florencia me siento más tranquila. Ni siquiera se porque me importa tanto, si no es verdad. Supongo que lo que me molesta en realidad, es que vos pienses eso de mí. Y que los demás se lleven una impresión mía que no es ¿no?.
Busco el paquete de chicles de frutilla perdido en el bolsillo delantero de mi short, en un intento de alivianar mi ansiedad y trasladarla a otro lado. Esto de dejar de fumar se me está haciendo muy difícil y comienzo a mirar con cariño el paquete de Lucky de dueño desconocido que está en una esquina de la mesa donde están jugando.
Agarro mi teléfono y comienzo a murmurar, actuando la llamada telefónica de la historia. Al verme con el Blackberry y simulando una peleita con mi interlocutor inexistente, los demás vuelven a concentrarse en el juego, suponiendo que debe tratarse de Facundo. Te espío de reojo y estás obligándote a no mirarme. O así parece.
Cuando me recompongo (luego de un par de minutos), vuelvo a guardar el celular e inspiro antes de volver. "Mi mundo lo contiene todo, mi mundo lo contiene todo, mi mundo lo contiene todo" me recito una y otra vez. No vas a afectarme más, proyecto de idiota.
- Perdón - me disculpo al llegar a la mesa y miro a Zaira dándole a entender que necesitaba hablar con ella, sin disimulo alguno. Mi performance parece alcanzar el efecto deseado, ya que todos piensan que necesito descargarme con mi amiga. La morocha me observa perdidamente por unos segundos; perfecto, Zaira está tan en pedo que ni va a acordarse de esto mañana.
- Te toca a vos Pau - me avisa Pey con una sonrisa (seguro intentando distraerme del mal momento que pase… o piensan que) y vos permaneces inmutable, igual que desde que llegue. O indiferente, lo cual sería mejor porque en algún lugar muy muy adentro te afecta.
- Bueno - digo y cesan las risas y murmullos. Te dedico una última mirada - Yo nunca… estuve con dos amigas, una misma noche - sentencio y tengo que ocultarme para no mostrar lo afectada que estoy porque acabas de agarrar el vaso. Muerdo el labio inferior con fuerza.
- ¡Winner Pepe! - gritan tus amigos y a medida que aumentan los silbidos, más me indigno. No puedo creer que tengas la cara como para hacerme esto.
- Ni garca - murmura Zai y creo que soy la única que la escucha. Las ganas de llorar comienzan a cerrarme el pecho pero me niego rotundamente a darte el gusto. 
- ¡Y vos que agarrás el vaso Hernán! - exclama Flor y no había observado que su novio disimuladamente había tomado el vaso para tomar por completo su contenido. Carcajeo al ver su expresión y me olvido de vos por un minuto.
- Emm - titubea y Florencia no está más sentada al lado tuyo; está parada inspeccionando cada uno de los movimientos/palabras de Nan. Acomodo mi blusa y te observo tragar el Fernet lentamente. Me indigno más con cada sorbo.
- ¿Hey y dos amigos cuenta también? - pregunta Chechu inocentemente del otro lado de la mesa y revoleo los ojos. Ni me había percatado de su presencia. De fondo, las risas de todos y un "toma nena" que se pierde entre las carcajadas.
Gato gato gato gato.
Hernán suspira porque ya no es el centro de atención (Cecilia lo salvo con su gaterío) y me río porque si no tengo que llorar. Vos sonreís de costado por esa maldita costumbre que tenés y hago fondo blanco del champagne con speed (solo para que te quedes con la intriga). Hoy no manejo.
Fin flashback.

Los recuerdos de esa noche me cachetean y es la primera vez que recuerdo la fiesta con tanta nitidez. Al final, inconscientemente sabía que entre vos y Chechu había pasado algo porque tomaste en el yo nunca... Por eso la duda, por eso me perseguía y por eso mi actitud hacia vos.

Me mirás expectante; probablemente esperas un insulto y la verdad, te lo mereces. Pero me duele tanto que ni siquiera tengo ganas.

No entiendo porque proyectás en mi... Pero no pienso hacerme cargo de tus problemas. Me harte de llorar. 

- Pedí la cuenta - digo, tratando de recomponer mi tono de voz. Estas desconcertado y decís una palabra entre resoplidos. Tomo mi cartera y vuelvo a mirarte - No vamos a discutir acá ¿o si? 

- Tenés razón - afirmas y enarco las cejas; ya lo sé. Tomo mi montgomery y me mirás extrañado.

- Te espero afuera - anuncio secamente y me dirijo hacia la puerta, mientras dejo que las lágrimas afloren libremente. Con suerte, tengo quince minutos de angustia para mi sola.





Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia (?).

Llegue a los diez y estoy un poco lejos del desenlace. Ya no digo el número porque no quiero mentir.

Es larguito, disfrutenlo y ojalá no se pierdan entre el flashback y lo demás... jaja.

¡Besos!


PD: Aguante Pau. 
PD2: Hay una encuesta en tw acerca del desenlace de uno de los personajes más queridos de la historia (?). Entren e informense ;)


6 comentarios:

  1. AHHHHH IMPRESIONANTEE!!! por dioss... el prox cap siento q va ha ser increiblee!!graciasss!!

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  2. es un taradoooooooooooooooooooooooooooooooooooo!

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  3. Viste que no te quedaron 10 porque me habías prometido 15 (mentirosa, corazón mentirosa) igual... Vamos por más! #geña

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  4. hay pedro es un idiotaaaaaaaaaaaaa jajaj me saca

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  5. Pedrito dejó la cara arriba de la mesa restorant! CARA DURA. JUM. Me voy a leer el último :D

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