sábado, 28 de julio de 2012

XII.


Todo mi universo.

Acá estoy, olvidándote. O eso se supone que estoy haciendo, jugar a la desmemoriada…  (sí, estoy mintiéndome a mí misma, porque no te estoy olvidando un carajo pero cobardemente pienso que así es mejor).

Las cosas no están resultando como yo creía; para nada. No sé si son los planetas que no se alinearon, vos y yo que no funcionamos ni bajo la mejor combinación astrológica o si sólo yo soy el problema. Por suerte, ya supere esa etapa sadomasoquista en la que uno se echa la culpa de todo. Ahora simplemente me dedico a ignorar el tema, haciéndome la superada y engañándome creyendo que esto es olvidar.

Mi universo conspira contra mí, pero llego la hora de aceptar que las cosas son como son y punto. Y hoy me levante con ganas de pensarlo de verdad (por alguna razón seguís irrumpiendo mis pensamientos, pero cada vez te reprimo con más éxito).

Nadie se dio cuenta mi "desprecio" genuino hacia vos esta semana y la verdad, me sirvió para sostener mi clásica postura anti Pedro. Entre otras cosas, programe mi cerebro para que funcione en modo automático cuando habla Chechu (no es joda, de verdad no la escucho) así que no sé si te nombro en alguna de las conversaciones que mantuvimos. Y abandone nuestro grupo de BlackBerry que tenemos con las chicas con la excusa de que me llegaban demasiadas notificaciones y me molestaba (¿eh?).

Estas acciones, derivan en una sequía de Pedro, Peters y derivados (es mejor así, creéme). Al menos oral y textualmente.

La cuestión es que estoy manejando hacia mi vieja casa de Olivos para ver a mi hermano (que hace un día volvió del hospital, increíblemente) y entre colorado y colorado de semáforos, asaltás mis pensamientos nuevamente (soy monotemática, lo sé). Y me siento la misma idiota que todos los días, con la diferencia que ya no lloro como antes. Contémoslo como un progreso.

Una vez dentro de casa, revoleo el tapado negro y gris sobre el sofá que pertenecía a mi abuela materna. Ella tenía una afición sobre sus muebles, pero le regalo a su hija uno para que haya algo de ella dentro de la casa (sus mambos). Saludo a Ale, mamá, efusivamente (y evitando mirarla demasiado a los ojos, no quiero responder preguntas) en la cocina y subo las escaleras hasta la habitación de mi hermano, que está decorada igual que cuando me fui a vivir sola, dos años atrás. Lo único positivo de que algunas cosas sigan como siempre.

- ¡Hola torre! - exclamo al entrar y mi hermano deja el celular en la mesa de luz al verme. Sonríe y lo imito - No pareces tan largo así acostado.

- Hola Melli, la frazada engaña... - explica mientras se endereza contra el respaldo de la cama. Asiento y acaricio mi pelo mientras me acomodo en el borde del colchón - ¿En qué anduviste desaparecida?

- Grabando - menciono como si fuera obvio (es casi cierto, la mayoría del tiempo que no estuve enterrada bajo las sábanas de mi cama, estuve en Polka). Veo venir un interrogatorio y no es exactamente lo que tenía en mente al venir a Olivos.

- Claro... - me dice y acaricio mi jean desgastado. Retengo el aire, porque ese "claro" sonó muy sospechoso - ¿Qué te pasa Pochita?

- ¿Eh? - exclamo, totalmente por sorpresa. Gonzalo enarca una ceja y se que no puedo mentirle. Mi plan de superada se cae a pedazos y largo un suspiro antes de que mi hermano haga otra pregunta para presionarme.

- Dale, estás rara... - insiste y llego a la conclusión de que sólo me engaño a mi misma. Al final, tanta actuación al pedo si no puedo sostener una Paula feliz ante los demás. Debe ser porque jugar a ser uno mismo es más difícil cuando todo es negro.

- ¿Cómo te diste cuenta? - pregunto, mirando sus ojos celestes. No estoy lista para empezar a hablar todavía.

- Intuición de hermano... - asegura y lo miro con sorna. Sonríe - Bueno... y mamá me buchoneó algo.

Será que esta mujer hasta por teléfono se da cuenta cuando me pasa algo.

- No se puede hacer un duelo en paz eh - bromeo y Gonza sonríe y asiente mientras acomoda la frazada. Me muerdo el labio instintivamente. 

- Hombres, malditos... ¿Qué te hicieron ahora? - dice jodiendo y el plural está de más. Se me anuda la garganta al instante al pensar en vos (fue inevitable) y me siento un pollito mojado. Mi hermano frunce el ceño y acaba de darse cuenta que dio en el clavo.

- Ah es mal de amores en serio - afirma y lo peor es que tiene razón. Hago una especie de hipo inconsciente y Gonzalo se mueve a un costado de la cama - Veni, acostate.

Me levanto para acomodarse a su lado tras su pedido y al sentir su contacto a mi izquierda se que no falta mucho para llorar. No por vos, sino por lo que hubiera significado que Gonza no estuviera más ¿Cómo se supone que se sigue cuando un hermano se va?

- Che, estás más grandota vos porque no entramos como antes - y lo fulmino con la mirada. Pendejo de mierda.

- Te aviso que de la única manera que puedo crecer es de ancho, así que gracias por decirme gorda - contesto y mi torre estalla en risas. Me tiento al instante, es imposible no reír junto a él. Es muy contagioso y hoy no es mi día para hacerme la ofendida.

Ya perdí la cuenta de las veces que nos tiramos juntos a hablar en esta misma cama. Una de las primeras fue cuando nuestros viejos nos contaron que se ampliaba la familia a mis doce y a la panza de mamá comenzamos a decirle Delfi. Me hice la madura, cargándolo a Gonzalo porque no podía ponerse celoso (la más caradura, porque a mi también me dieron celos); celos que se acabaron una vez que cruzamos miradas con la pepita.

Otra fue cuando mi hermano estaba enamorado de su mejor amiga y ella no lo veía como otra cosa ni de casualidad (cosa que suele pasar y demasiado seguido). Una de las últimas, cuando nuestros viejos decidieron separarse… y bueno. Esa noche, dormimos los tres juntos en su cuarto.

Me apoyo en su hombro con delicadeza (mi hermano aún está dolorido por el accidente) y siento como con su mano acaricia mi pelo.

- Bueno ¿a quién odiamos? - pregunta Gonza y me roba una sonrisa. Inclino mi cabeza para observarlo.

- A Pedro - digo sin vueltas y mi interlocutor frunce el ceño. Lógicamente, qué va a saber quién sos, suspiro, pensando en todo lo que voy a tener que explicar (y en lo confuso que está todavía en mi cabeza).

- ¿Pedro? - repite y luego de unos segundos su rostro se clarifica - ¿El amigo de Hernán que no te bancas?

Bingo.

- Digamos que "bancar" o no es muy relativo - explico sin siquiera entenderme yo. Pobre del que tenga que escuchar mis quilombos mentales/amorosos/existenciales (sí, tan patética soy que mas o menos pelearme con vos me traba la vida).

- Digamos que del odio al amor hay un solo paso - frase trillada pero real. Si estuviéramos jugando un partido de tenis, lo de mi hermano sería un match point ¡Que manía de acertar cada cosa implícita que surge!

- Estás afilado eh - digo con una sonrisa mientras sacudo su cabello castaño. Él se queja y abandono la lucha al instante; soy muy torpe y nuestros jueguitos siempre terminan mal.

- Bueno, contame - pide y exhalo el aire lentamente. Me cuelgo mirando las rayitas con marcador azul y rojo en el marco de la puerta, de cuándo mamá nos medía, mientras trato de ordenar el suceso de hechos ¿Por dónde empezar? ¿Cómo resumir cuatro años?

- Empiezo desde el principio - aviso y Gonzalo revolea los ojos tras modular un "¿Y de dónde vas a empezar?" y me contengo de empujarlo, porque si se cae de la cama se rompe todo. Me muerdo el labio en compensación y él sonríe satisfecho (mentalmente me anoto, no olvidar hacerle la vida imposible cuando se recomponga).

Tras lo que parecen horas de relato, con lágrimas y puteadas en el medio, le resumo a mi hermano mi "historia con vos" incluyendo nuestros besos perdidos, descolgados y bañados en alcohol, las actitudes gatunas y garcas de mi "amiga" (un par de comillas no es suficiente) Chechu y lo más reciente: tu apoyo cuando mi hermano estuvo en el hospital y el posterior fiasco en la cena que mantuvimos hace unos días. También menciono el mensaje de Facundo.

Suspiro al terminar y lo único que me sale luego de hablar sin parar es abrazar fuerte a Gonzalo. Quizás lo que más me hizo falta estos días fue este tipo de contención; pero estaba muy ocupada jugando a la superada como para pedirla.

- Es un pelotudo - simplifica mi hermano y asiento porque decir eso y darme la razón es prácticamente lo mismo. Aunque muy dentro mío no me guste escuchar que te insulten.

Sus ojos celestes combinan con el empapelado azul de la habitación y me pierdo en un póster de Racing antes de volver a hablar.

- Ya sé.

- Pero Pau… cuando un hombre insiste o siempre vuelve es porque posta quiere o le interesa algo - me explica y no esperaba algo así después del insulto hacia tu persona (lo lógico sería adjetivarte de la peor manera y levantar mi autoestima). De cualquier manera, esto no me ayuda; me confunde más ¿Por qué si te intereso te metes con una amiga mía? - Va más allá de cualquier cuenta pendiente, si no ni se calienta.

- Está bien… pero ¿por qué entonces se mete con Cecilia? - pregunto aunque me duela escuchar la respuesta. Se que mi hermano va a ser sincero y no sé si me va a gustar confirmar lo que creo que es verdad.

- No sé Pochita, pero fijate quién busca a quién - dice y frunzo el ceño, más confundida que antes - Según lo que me contás, es Chechu la que dice que lo va a conquistar y ble. 

- Claro y él es una pobre víctima - simplifico y Gonza se ríe. No le encuentro la gracia.

- No Pau, pero el pibe siempre vuelve a vos. Te busca a vos - vuelve a repetir y entiendo lo que me dice. Supongo que tampoco puedo pretender que se haga lo que yo quiera, pero ¿y los códigos? - Además estuvo con vos cuando más lo necesitaste - y hace referencia al hospital y me tengo que morder el labio para reprimir unas lágrimas que me quedaron por ahí (si, mi capacidad de llorar es ilimitada) - y eso vale un montón. No se hace por cualquiera eh… Ni cualquiera lo hace.

- Aja, ¿y los códigos? - pregunto luego de la frase filosófica que acaba de tirarme mi hermano. Chistosamente, tiene sentido; acompañarme en ese momento con la entereza que tuviste implica un responsabilidad que no cualquiera (justamente) se hubiera bancado. Pero ahí estuviste, sosteniendo mi universo. Sosteniéndome.

- Los códigos van más por el lado de tu amiga me parece… aunque él ahí estuvo mal si quiere estar con vos. Un pelotudo - contesta Gonzalo y me alegro por volver a ese lugar donde todos te odiamos.

- Exactamente mi punto - coincido y me acomodo sobre la cama.

- Pero - y exhalo mientras revoleo los ojos. Siempre tiene que haber un pero (es ley) - es muy difícil seguirte el ritmo a vos Jirafita, porque te embalás y chau…

- Será que Pedrito es muy lento para mí - me defiendo y Gonza estalla en risas. Si no puede estar a mi par es porque no es para mí ¿no?

- Pero las relaciones son siempre sobre ceder… mira el polista, estaba a tu mismo ritmo y así terminaron - refuta mi hermano y tengo que mantener el silencio porque tiene razón. Facundo estaba a mi misma velocidad o más - Si no ceden un poco los dos, las cosas no van a funcionar.

Ceder… dejar entrar. Dar un poco más. 

- Es verdad - solo atino a decir porque no tengo más que agregar.

- Para mi, tienen que hablar - agrega Gonzalo y hago una mueca - Y escucharse. No sé qué puede salir de eso, pero al menos vas a tener la versión completa, no suposiciones - y me guiña un ojo.

Hablar; algo que se me da tan fácil pero que con vos es tan difícil.

- Decirlo, es menos complicado - argumento pero sin ganas de ganar ninguna cuestión. Dentro mío, todo mi universo está revolucionándose, tan solo con la posibilidad de otro final. Enceguecida por mi postura, estaba convencida a olvidar y agregarte a mi lista negra para siempre, sin darte y darme chance (porque es esta es una oportunidad para mí también) de hacer algo por nosotros. De no solo ser un recuerdo frustrado.

- Hacerlo es menos difícil de lo que pensás… deja que fluya - me dice con una sonrisa que me contagia al instante. Y lo abrazo en silencio, porque hablar con mi mellizo falso es recargar energías. Es ordenar ideas y derribar fantasmas.

Que fluya… y que el universo conspire.




De mis favoritos... sino es EL favorito. Si tuviera un hermano, me gustaría que fuera como él ¡Gracias Lalux por todo!

¡Que les lluevan Pedros meneando y llenos de besos... de ustedes!

PD1: Dedicado de inicio a fin a Florchu @Flor_Pauliter , la más popu. 
PD2: Jimena deja de agredirme (?). Si seguís así lo único que te va a llover son modelos de examen. Dani, la converti a Jime en una fan de The OC... soy crá. #BeProud


4 comentarios:

  1. impecables!!! uno de mis favoritos, mucho codigo de hermano!!:)grax por subir!!!!

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  2. Prefiero que me lluevan modelos de examen antes de seguir esperando Pedros, Lucíaaaaaaaaaaa jajajaja. Y no sé si fan, bajame un cambio. Ojalá tuviera la posibilidad de sentarte adelante de un televisor o una computadora con las 4 temporadas de Fringe como la obligaban a Matilda a ver peleas (¿?) WTF. Y si querés te hago transferencia de hermana, aunque no te va a escuchar ni te va a dar consejos, te va a bardear, obvio jajaja. Hubieras prometido una lluvia de hermanos así :')

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  3. Me encanto, Luchi!! La relación con un hermano es lo mas, y me transmitiste exactamente eso :)

    Quiero el próximo!!

    PD: Todavía no es fan del todo, lo que tenemos que lograr ppalmente es que le gusten Summer y Seth <3 jaja, yo apuesto mas por Dawson!

    PD2: Estoy viendo los JJOO y soy feliz jaja :)

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    1. Que bueno porque hablo medio de la ignorancia con el tema hermanos jajajaja.

      No, no es fan del todo pero se engancho jajajajaaja. Seth y Summer :') . Naaaaa, Dawson me gusta menos que The OC.

      Vivan los JJOO y viva nosotras :)

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