viernes, 13 de julio de 2012

IV.


Destiempo.

Ir al revés es lo nuestro. Antes o después, pero nunca en el momento ideal. Lo nuestro es llegar tarde a todos lados… o demasiado temprano. Ser esos dos extremos que nunca se cruzan; ser la A y la Z en un abecedario sin escalas.
Nuestra relación se basó siempre en desencuentros. Cuando yo estaba de novia, vos estabas soltero y cuando vos estabas saliendo en serio con alguien yo estaba sin compromisos. Y no sé que es lo que hacíamos mal, que cuando las oportunidades se presentaban, las echábamos a perder como idiotas. Quizás era un mecanismo de defensa inconsciente de ambos; quizás queríamos evitarnos algún tipo de sufrimiento. Quizás no tenía que ser.
Te miro y no me mirás, me mirás y no te miro. Parece una tomada de pelo programada específicamente para los dos por el destino, el azar, dios, buda o la virgen. Uno hace el destino, pero no lo controla del todo porque sino estos 4 años no tienen explicación.
A esta altura pienso que lo atractivo de vos, es que nunca se puede concretar nada. Es el destiempo.
Suspiro en mi camarín mientras cepillo mi pelo enérgicamente; me habían elegido para hacer una serie de entrevistas a los elencos de las ficciones de canal trece para el trecetv.com por mi carisma, mi frescura y un par de cosas más que me dijo el productor general pero que ni escuche. Acepte de inmediato, de cualquier manera, porque se que es una manera para desarrollar otra faceta mía que nadie conoce.
Tocan tres veces la puerta y Celeste, mi maquilladora, pide permiso para entrar; es la misma que me maquilla en la novela y hace los milagros en mi cara (aunque tenga ojeras kilométricas) para que mi look raye en la perfección. Mientras saca las brochas y el make up necesario, cebamos unos mates para pasar el tiempo, entre risas y Don Satur agridulces (sí, nunca dejo de darme el gusto con las comidas). Y gracias a ella, de a poco me olvido el mal humor que me invadió desde el momento en que entré a la productora a eso de las 8 de la mañana.
Me desconozco; generalmente soy de esas personas que se levantan con pilas y ganas de llevarse el mundo por delante. Aunque sean las 5, las 6 o las 7 siempre estoy ahí con una sonrisa y ganas de empezar con todo el día y darle importancia solo a lo positivo. Pero cosas como las que me hiciste hoy, son esas que me cambian el humor en un abrir y cerrar de ojos. Me hacen ciclotimica y vulnerable.
Quizás no fue para tanto (lo cual es muy probable)… pero seguramente mi mal humor se deba a que todo lo que tiene que ver con vos, me irrita tres veces más de lo normal. Con vos soy exagerada, caprichosa e intolerante. Definitivamente, no te banco.
Flashback.
27 de Junio de 2012, Estudios Polka.
El gélido aire de Lunes impacta sobre mi rostro y me pregunto por qué nadie se preocupa en crear un cubre cara para estas ocasiones. Desenrollo la bufanda mientras empujo la puerta de vidrio de la entrada de Polka e ingreso en la productora con una media sonrisa, luego de sacarme fotos y firmar autógrafos con el grupo de chicas que me esperaban afuera. No veo la hora de entrar al estudio y empezar a grabar; nada me llena más que hacer lo que me gusta y hoy la vida me da la oportunidad de combinar el modelaje con la actuación. 
Saludo a Vito, el viejito de seguridad y su sonrisa al verme se traslada a mis labios. Casi ni me acuerdo de lo patética que me sentí el sábado en la casa de Pey, cuando en mi cara te chamullabas a Chechu. Me resbala. Me da igual; lo mismo. Sos uno más. O uno menos.
Y cuando mi andar comienza a hacerse más enérgico por ese pasillo que tengo que transitar hasta llegar al ascensor, te veo. Creo que venís corriendo, pero sos tan chueco que es difícil darse cuenta (palito para vos). Sonrío para que veas que no me importás y que tengo absolutamente superado lo de la heladera, el posterior baño y los relatos de Chechu contándome lo lindo que sos. Me muerdo el labio a medida que te acercás y ni bien quedamos a pasos de distancia te parás en seco.
Tu rosario sobresale de tu camisa y aún estás como en delay. Enarco una ceja, porque no sé si te está dando un síncope (siempre quise usar esa palabra) o estas tildado, pero el único movimiento que realizás son dos palmaditas sobre mi hombro como si fuera un amiguito tuyo con el que jugás en la cancha de fútbol 5 y seguís de largo, con la misma corrida torpe con la que venías. OKAY.
Desconcertada, te veo desaparecer por la esquina del blanco pasillo y esto es lo último que te faltaba hacerme; porque a eso no se le puede llamar saludo. Y entonces mi buena onda y mis ganas se ven apocadas por un humor irritable y molesto (y esto es consecuente de tu no saludo , así que sentite totalmente responsable) y mis razones para no bancarte vuelven a ser lógicas y fundamentadas.
Torpe, chueco y maleducado. Y lindo.
Fin flashback.

Un asistente de producción interrumpe mi improvisada merienda y a Cerati, que estaba cantando "deja vu" en la radio, y me indica que tengo que empezar con las entrevistas en 5 minutos. Me levanto para acomodar la ropa que llevo puesta con la ayuda del espejo y cuando decido que estoy lista, salgo hacia el pasillo donde supuestamente va a estar esperándome el productor que me guiará con todas las notas de hoy. "A brillar" me digo a mi misma en voz baja para alivianar los nervios que me da tener que llevar las entrevistas yo sola y guardo el Blackberry en el bolsillo de mi jean.
- ¿Estás lista? - preguntás con tono despreocupado una vez que nos encontramos, como si nunca me hubieras palmeado en el pasillo (si me hubieras ignorado hubiera sido mejor) y se ve que mi rostro transmite mi molestia, porque fruncís el entrecejo. No esperaba para nada verte otra vez y menos que vos seas mi productor - ¿Pasa algo?
- Nada, amigo - musito irónicamente mientras palmeo tu hombro y revoleás los ojos haciendo ese gustito que me saca de quicio. Sonrío de costado con sorna.
- Paula, estaba apurado - explicás y asiento con la cabeza mirando a cualquier lado menos a tus ojos, que esperan encontrarse con los míos.
- Últimamente estás muy apurado - simplifico y se que quedo como una pelotuda haciendo este planteo que quizás no tiene ni pies ni cabeza, pero no lo puedo controlar. Enarcás una ceja.
- ¿Qué querés decir? - preguntás con un tono desafiante. Epa ¿qué pasó Chacarita? ¿Nos agrandamos?
- Nada no importa - respondo sin ganas y tus orbes café adoptan un color diferente. Tal vez te parecen incomprensibles mis idas y vueltas (bienvenido a esta locura) pero no hace falta mucho para entender cuanto es dos más dos. Acto seguido te rascás la sien y por ese mínimo gesto, se que sabés que me refiero a lo del sábado. Y a lo de siempre - Pedro… no tiene nada que ver lo personal ahora, no mezclemos.
- Es inevitable no mezclar - decís casi enojado y ahora sí que no te entiendo - Y de lo personal vamos a hablar cuando dejés de hacerte la histérica.
- ¿Me estás jodiendo no? - y mi indignación no entiende de palabras. Cualquiera que estuviera viendo la conversación desde afuera, ni se imaginaría que estamos peleando; apenas nos escuchamos entre nosotros.
- No - contesta secamente y me limito a hacer una mueca. Sos un tarado.

* * *

Cinco entrevistas que van y todavía faltan 27. Esto no lo vamos a terminar hoy ni de casualidad, aunque sean las dos de la tarde y aún tengamos varias horas por delante. En medio de las filmaciones, te engancho mirándome fijamente y tengo la impresión de que no sólo estás supervisando tu trabajo. Me acuerdo que decís que mi sonrisa es de las cosas que más te gustan de mí y trato de hacerlo con la mayor naturalidad posible. Por supuesto, lo hago con más entusiasmo porque se que le va a ser productivo a mi trabajo y no porque a vos te guste. Nada que ver.
- Cerramos con esto la sexta - indicas a los camarógrafos y me despido con un abrazo de Natalia Oreiro, protagonista de la tira en la que yo también soy partícipe. Le entrego al asistente de producción el micrófono que utilicé para la entrevista y te veo hablando por teléfono. Suspiro.
- ¿Quién sigue ahora? - pregunto entusiasmada a nadie en particular; la verdad que esto de las entrevistas me esta gustando.
- Nadie Paula, tenés que ir a grabar - contestás con molestia y asiento lentamente - Dale nena, en 15 minutos tenés que estar lista en el estudio - y otra cosa que odio de vos, es cuando te pones en papel de productor demandante, como ahora.
- Está bien, entendí… igual si me lo pedías de buena manera también iba a entender - replico con el tono más neutral que mi garganta me permite realizar. Parecés relajarte - Soy modelo, no tarada - te rascás la nuca y me permito suspirar. Esto último que dije hace referencia a hace unos cuantos meses, cuando discutíamos en el grupo el final de Lost y obviamente fui la única que no lo entendí (sacando a Zaira, pero igual no la tomaste de punto a ella). Recuerdo que justificaste el hecho con una sonrisa tonta y un "¿Y que vas a entender si sos modelo?", a lo que respondí con bronca (mucha) "Se ve que entiendo más que vos, porque nunca repetí en el colegio". Y de ahí nuevamente volvimos a nuestras no charlas y los grandes silencios. Y nunca volvimos a tocar el tema.
Cuántos asuntos inconclusos entre nosotros.
- Tenés razón, perdoname - y me sorprende que des el brazo a torcer tan rápido. Frunzo los labios y peino mi pelo rubio entre mis dedos; vos dejas caer tus brazos a los costados y me pregunto por qué todo tiene que ser tan difícil.
- ¿Cuándo va a ser el día que podamos hablar bien? - bien, en serio y sin vueltas. Parece un deseo más que una pregunta y no me importa como lo tomes, porque… es ambas dos. 
- No sé… pero ojalá sea pronto - murmurás y te sonrío impulsivamente y vos me copias con esa sonrisa compradora. No sé en que momento perdí mi dignidad que estoy aflojando tan pronto, pero no estoy con planes de buscarla. Sólo quiero que nos encontremos, de una vez. Que la cortemos con el destiempo, que sincronicemos los relojes, las miradas y las ganas. Que seamos dos pero formemos uno.
"¡Paula, cinco!" me gritan desde el otro lado del pasillo y me mirás hasta apenado. Esbozo una mueca a modo de disculpa y es la primera vez que me gustaría no tener que grabar y quedarme con vos, aunque te hagas el productor conmigo (dale, ni siquiera te animaste a encararme en la cocina, pero te lo dejo pasar porque no soy rencorosa).
- Me tengo que ir - excuso y solo asentís un par de veces. Antes de dirigirme al estudio, deposito un beso en tu mejilla, dulcemente y te clavo la mirada para que sepas que ese pronto… tiene que ser pronto.


¡Al fin termineeeeeee! Va ca cio nes.
En este capítulo al fin interactuan más de 2 palabras seguidas y vamos conociendo un poquito más a Pedro (?). Ya van a ir concretando cosas... no desesperéis.
¡Ojala les guste! 
Besos y que les llueva lo que tengan ganas.

3 comentarios:

  1. el saludo con palmadita, es buenisimoooooooooooo jajajajaja

    ResponderEliminar
  2. Acá hay poco quorum (¿?). Felices vacaciones... ah no jajajaja. Menos mal que en este me puede llover lo que tenga ganas porque si sigo esperando la lluvia de Pedros... jajajaja.

    ResponderEliminar